Antes que nada, haz un alto en tu camino y piensa lo siguiente: si eres una mamá fumadora, tu hijo se convertirá en automático en un fumador pasivo o de ‘segunda mano’, ya que el humo les llegará de forma indirecta.
El tabaco lleva varios riesgos para los niños, entre ellos, aumenta el riesgo de infecciones durante los primeros 6 meses de vida, debilidad en pulmones y los hace más propensos a infecciones de oído. Incluso, según la Universidad de Minessota, el tabaco podría generar asma o bronquitis.
Por ello, debes hacer lo siguiente
- Nunca fumes dentro de una habitación
- No enciendas un cigarro en tu auto, aunque no estén los niños pues los tóxicos que se desprenden quedarán adheridos a las vestiduras
- Guarda todos los ceniceros y no dejes los sucios al alcance de los niños
- Si fumaste, lávate las manos antes de interactuar con los niños
Sin embargo, la mejor decisión sería aminorar tu consumo de tabaco, o bien, dejar de fumar. Los beneficios se verán reflejados en tu piel y dientes, y beneficiarás a tu hijo, pues estará totalmente alejado de los tóxicos que se generan.