Aunque tal vez en el primer día de clases todo haya sido miel sobre hojuelas, hay ocasiones en las que con el pasar de los días la escuela comienza a generarle conflictos a tu hijo al grado de que no le guste.
¡No te estreses! Esto es muy normal y sucede debido a que el cambio de rutina y la presión escolar hacen que los niños quieran regresar a sus siestas y juegos del día.
- Explícale la rutina
Es muy normal que los niños tengan cierto temor a lo desconocido, pero esto lo puedes aminorar contándole a detalle cómo será su día, qué tipo de actividades tendrá y en qué momentos estarás con él.
- Intégralo a los preparativos
Desde la noche anterior, haz que él aliste su uniforme y te acompañe realizando actividades para preparar su lunch. Mientras estén juntos destaca las ventajas de ir a la escuela y las oportunidades que tendrá de hacer nuevos amigos y conocer cosas nuevas.
- Motívalo todo el tiempo
No se trata de que seas su porrista personal, pero sí de recordarle lo talentoso que es y lo que puede alcanzar si aprovecha todo lo que está aprendiendo en la escuela.
- Platica sobre lo que no le gusta
Si se resiste a ir a la escuela es seguro que hay cosas que no le gustan y no sabe cómo resolverlas. Escucha sus inquietudes y ahonda en temas sobre el trato con sus amigos y las presiones que siente por parte de los profesores. Juntos pueden encontrar soluciones y, si es el caso, podrías agendar una cita escolar para tratar algunos temas.
- Ayúdalo a hacer amigos
Tener amigos en la escuela es sinónimo de contar con una red de apoyo en cualquier momento. Ayuda a tu hijo a hacer amigos: organiza reuniones de juego con su mamá, o invita a un grupo de compañeros a jugar en casa.