Las emociones básicas presentes en el ser humano y en los niños, corresponden al miedo, la ira, la tristeza, el asco, la sorpresa y, la alegría, siendo esta última la más predominante y la más fácil de detectar en nuestros niños.
La alegría, se acompaña de diversas emociones y sentimientos gratos producidos por algún motivo que genera placer. Es un estado de ánimo muy confortable y, también deseable, ligado al placer, el entretenimiento y el disfrute, proporcionando un estado de calma en el que se anulan todas las sensaciones negativas.
La alegría es una de las cualidades por excelencia que define y que debe estar presente en todos los niños del mundo y que, nosotros como padres, estamos obligados a enriquecerla para un buen aprendizaje y sano desarrollo. Además de la alegría existen otros estados emocionales muy importantes a la hora de aprender, que son la curiosidad, el trabajo en equipo o las relaciones sociales, la sorpresa y la seguridad (protección).
Beneficios que aporta la alegría:
- Emocionales: mayor bienestar, empatía o resiliencia y, capacidad de manejo ante situaciones o eventos negativos o catastróficos.
- Sociales: mejor adaptabilidad y relaciones interpersonales, ayuda a interactuar y crear vínculos con otras personas.
- Actitud: al tener una actitud positiva y una sonrisa, el éxito en planes y proyectos es sumamente probable.
- Autoestima: la confianza en sí mismo se hace constante y ayuda a la resolución de problemas, tomándolos como aprendizaje y no como fracasos.
- Fisiológicos: fortalece el sistema inmune, se liberan tensiones del cuerpo y reduce el estrés.
- Cognitivos: se mantienen e incrementan los pensamientos positivos y de confianza, favorece la creatividad y la motivación.
Consejos para fomentar la alegría y la resiliencia en niños:
- Antes que nada, revisar nuestra conducta y comportamiento, es el ejemplo que estamos dando. El tipo de disciplina y el patrón de crianza, muchas veces es similar al que recibimos cuando fuimos niños.
- Observar el comportamiento de nuestros hijos en casa y fuera de ella. Estar atentos a los cambios de humor, tolerancia y frustración ante ciertos eventos y enseñarles a tener calma y autocontrolar sus emociones, mediante ejercicios de respiración y momentos de paz.
- Ayudar a nuestro hijo o hija a identificar sus emociones. SI bien la alegría es la que predomina en los niños, siempre viene acompañada de momentos de frustración, tristeza, enojo, rabia, miedo y ansiedad.
- Al identificar la emoción de la alegría, reflexionar juntos las pequeñas cosas que nos hacen sentir alegres, por ejemplo, una simple sonrisa o caras chistosas, cantar una canción o salir de paseo.
- Reconocer sus logros por pequeños que sean y halagarlos. Al sentirse reconocidos y felicitados por algún logro, se sienten amados y esto ayuda a su autoestima.
- Reforzar sus habilidades y sus gustos. Estimularlo a que siga adelante con alguna actividad que le guste hacer, quizá algún deporte, un rompecabezas o, simplemente montarse en un triciclo o pedalear un Go Kart.
- Respetar su personalidad sin juzgarlo no compararlo con sus hermanos u otros niños.
- Estimular los pensamientos y actitudes positivas.
La familia es la base fundamental para la formación de niños alegres, optimistas y sanos, que se adapten positivamente y de manera favorable en su entorno, tanto escolar como familiar y social, con reglas de educación y amabilidad.
La alegría, junto a otras emociones, van a definir la actitud y personalidad para enfrentar la vida.
La familia es la base principal donde aprendemos valores y la manera de comportarnos en la vida cotidiana dentro de una comunidad, por eso la importancia de predicar con el ejemplo, con una actitud alegre, optimista y amor que contagie a quiénes más queremos